Bronca, impotencia y lágrimas: un vendedor destruyó su mercadería harto del hostigamiento municipal

Esto es lo que ustedes quieren, ¿no? ¡Que uno se cague de hambre!”, gritó con rabia y tristeza un vendedor ambulante este martes por la mañana en la esquina de Urquiza e Independencia, en pleno centro de Santiago del Estero. Acorralado por inspectores de “Calidad de Vida” de la Municipalidad, el hombre tomó la decisión más desesperada: destrozar con sus propias manos la mercadería que vendía para subsistir, antes de permitir que se la llevaran.

El momento fue grabado por transeúntes que se solidarizaron con él. En los videos se escucha a la gente gritar: “¡Dejen trabajar a ese pobre hombre!”, y se ve cómo el vendedor incita a los presentes a llevarse la fruta tirada al suelo. “Agarren, agarren ustedes, si esto es lo que quieren ellos”, decía, mientras la impotencia lo desbordaba. Más tarde, cuando la bronca se fue apagando, según vecinos de la zona, el hombre rompió en llanto.

La escena generó un fuerte repudio en redes sociales. “Calidad de Vida no deja trabajar, en vez de arreglar calles, evitar la delincuencia o controlar el tránsito, hacen esto”, escribieron usuarios indignados. Una vecina que vive en la zona expresó: “Después que se le fue la euforia, al señor le cayó la ficha… se largó a llorar. Pobre, me partió el alma.”

Cabe recordar que el 28 de junio de 2024, el mismo vendedor, Jorge Ariel Albornoz, había grabado un dramático video advirtiendo que se quitaría la vida, tras denunciar una sistemática persecución de la Municipalidad y la policía que le impedía trabajar. Apuntó directamente contra la funcionaria Doris Gerez y dijo que su familia estaba endeudada y sin ingresos. El hecho generó conmoción en redes y fue hallado horas después https://visionsantiago.com/vendedor-ambulante-conmociono-las-redes-al-advertir-que-se-quitaria-la-vida-porque-la-comuna-le-prohibe-trabajar/

Uno de los agentes municipales llegó a justificar el accionar diciendo que se trataba de “competencia desleal”. Una frase que remite inevitablemente a un debate que ya se dio en nuestro país: el de los vendedores ambulantes y manteros que, muchas veces, son la última opción de sobrevivencia para miles de personas que el sistema formal excluye.

Cabe recordar que este debate no es nuevo, en su momento, el propio presidente Javier Milei se pronunció a favor de estos trabajadores informales, asegurando que solo buscaban esquivar una carga impositiva asfixiante impuesta por el Estado. En ese marco, Milei llegó a decir que, si un comerciante se sentía perjudicado, “que tire un mantel y compita”. Porque claro, salir a vender fruta en las veredas bajo el sol agobiante de Santiago del Estero no es tan sencillo como sentarse tras un mostrador en un local con aire acondicionado. Es sobrevivir, no competir.

Pero en vez de plantear soluciones reales, de buscar integrar y formalizar sin castigar, desde la Municipalidad se opta por la persecución. No hay planes de contención, ni diálogo. Solo hostigamiento, como si el problema fuera el trabajador, y no el sistema que lo empuja a la informalidad.

Un dirigente opositor también alzó la voz: “¿Por qué ordenás hacerle eso a un laburante? ¿Qué ganás con arruinarlo y dejarlo sin su sustento? Intendente Norma Fuentes, salga de su oficina. No todos los santiagueños tienen un sueldo fijo a fin de mes. ¡Es una vergüenza!”

Mientras tanto, Jorge —así lo llaman quienes lo conocen— probablemente hoy no tenga qué vender ni cómo reponerse. Y Santiago del Estero suma una postal más de injusticia, de esas que duelen porque reflejan un Estado más dispuesto a castigar la pobreza que a combatirla.